Los suelos de madera natural se ha utilizado siempre en la construcción de hogares. En tablones largos como suelo continuo, elevado para proteger del frío, y también en tablas más pequeñas que forman dibujos geométricos. Para simplificar, diferenciamos entre tarima, de lama ancha y larga, y parquet, de tablillas cortas y estrechas.
Inicialmente la tarima se colocaba clavada, sobre unos rastreles fijados al piso, y el parquet encolado. Pero con el paso de los años, la tarima ha pasado de ser maciza a multicapa y se ha popularizado la instalación flotante, es decir, ya no se clava ni se encola sino que se coloca sobre el suelo existente sin fijar, como si estuviera flotando.
Cómo limpiar parqué y tarima flotante de madera
Antes que limpiarlo, primero tendríamos que pensar es evitar ensuciarlo y dañarlo. No olvidemos que, a pesar de estar protegido con barniz o aceite hardwax que le dan mayor resistencia, se trata de un material natural.
- Una alfombra en la entrada de casa, mejor aún dos: una antes y otra después de la puerta, evitará que el barro, la arenilla y el polvo erosionen nuestro suelo.
- Procuremos quitarnos los zapatos sucios y mojados y tener las zapatillas cerca de la puerta.
- Protejamos las patas de las sillas y los muebles con fieltros.
Para la limpieza diaria de nuestros suelos de madera lo ideal es utilizar la mopa o el aspirador con su cepillo especial para parquet. Las manchas podemos quitarlas con una gamuza humedecida, lo antes posible para que no penetren en la madera. Y, por ejemplo una vez a la semana, no habrá problema en fregar nuestro suelo de madera, con una fregona bien escurrida y si acaso con un poco de jabón neutro; si es el que te recomienda el profesional, mucho mejor.